El viernes 5 de noviembre nos encontramos en la ciudad de Salta en el Hotel Almería
(www.hotelalmería.com.ar) Todos empezaron a llegar desde los distintos lugares del país.

Salimos todos juntos del Hotel para ir a cenar a una de las tradicionales Peñas de Salta, La Panadería del Chuña, ahí nos esperaba una mesa lista para disfrutar de la cena de bienvenida.
Mientras cenábamos disfrutamos de números folklóricos, baile típicos y números de humor.
No podíamos pasar por Salta sin ir a una de sus famosas Peñas.

La mañana del sábado después del desayuno, Raúl, nuestro guía que conoce la zona como la palma de su mano, nos esperaba para comenzar nuestra aventura.

Partimos hacia San Antonio de los Cobres. Ya al salir de Salta empezamos a disfrutar de los maravilloso paisajes coloridos que resaltaban con el cielo de un azul impresionante, con algunas nubes blancas, que nos daban el marco ideal para sacar unas excelentes fotos.

Pasamos por la imponente quebrada del Toro, atravesando lugares muy pintorescos, donde las vías del tren suben y bajan siempre acompañándonos en nuestro recorrido.

De allí nos dirigimos a San Antonio de los Cobres donde almorzamos en la Hostería de Las Nubes y disfrutamos de un lindo almuerzo donde el grupo se hacía cada vez más unido y divertido. Después del almuerzo tomamos un té con Coca y otras hierbas de la zona para ayudarnos a mitigar la altura.

Seguimos camino hacia el Viaducto “La Polvorilla” un lugar único desde donde puede verse de abajo el paso del Tren de las Nubes. Ahí nos detuvimos un rato para sacar fotos y disfrutar de ese lugar maravilloso.

El paisaje del salar toma un cambio abrupto y nuestros ojos empiezan a llenarse de color, distintas gamas de verdes, rojos, ocres, en las cercanías del Salar de Antofalla.
Aquí aprovechamos el paisaje y paramos a almorzar.

Después del almuerzo nos dirigimos a la población de Antofalla, un pequeño pueblito con callecitas de tierra, con árboles a pesar de la colorida aridez con una pequeña iglesia, y con su gente súper sencilla y cálida.

Con ganas de seguir compartiendo con el grupo de lujo que formamos, seguimos charlando por la radio y continuamos viaje a través de la Quebrada del Diablo, para llegar a nuestra meta del día, Antofagasta de la Sierra.

Llegamos a la tardecita y nos alojamos en la Hostería Municipal de Antofagasta de la Sierra, ya en territorio Catamarqueño

Cenamos allí, donde algunos se animaron a probar el asado de Llama, y nos dejamos estar hasta tarde en la sobremesa, conociéndonos un poquito más cada día entre todos.

El domingo temprano desayunamos y partimos con destino a la ciudad de Fiambalá.
Partimos ansiosos porque Raúl (nuestro guía) nos prometió arenales, vadeos, y el sorprendente “Campo de Piedra Pómez”.

Cumplió con todas nuestras expectativas y más.
Seguimos camino rumbo a la estrella del día, el Campo de piedra Pómez una formación de origen volcánico que surge en el medio del paisaje llamando la atención por sus más diversas formas talladas por el viento.

Aprovechamos a sacar muchas fotos, en ese lugar alucinante y seguimos bajando hacia el arenal que teníamos que atravesar, cosa que hicimos estoicamente, ya que sacamos a los encajados (Javier y Claudio) con el malacate y seguimos hacia la zona de Las Papas.

Otra vez volvimos a las montañas, pero aquí el paisaje cambió nuevamente de colores y texturas. La vegetación empezó a dejarse ver, coloreando las montañas de distintos tonos de verdes, contrastando con el río las Papas que desde abajo nos tentaba para ser vadeado.

Llegamos a la Hostería, donde nos recibieron con mucha calidez y nos instalamos. Algunos todavía tenían pilas (Enrique y Cristina) y se fueron un rato a las Termas antes de cenar.

Como todo lo bueno tiene un final, tuvimos la cena de despedida.
Nos dejamos estar hasta tarde, ya que nadie tenía ganas de que se terminara.
A la mañana siguiente, después del desayuno cada uno tomó su camino, prometiéndonos vernos pronto en otra aventura.